Producciones Cachivache nos plantea una exposición teatralizada sobre el origen del cine y sus secretos.
De forma divertida y teatral mostrarán la magia de la física y la física de la magia a todos los que se acerquen a la instalación.
A través de varios juguetes y artilugios que ya fueron la delicia de niños y adultos desde el S.VIII al XX y que fueron la base para la creación del cinematógrafo, descubriremos la mayor fuente ilusionante del engaño.
Empezamos desde los más simples como el taumatropo, un circulito de papel capaz de atrapar un pájaro en su jaula y después dejarlo libre, los zootropos y fenaquitiscopios, paxinoscopios o toupie fantoche, juguetes ópticos que los visitantes podrán ver funcionar y tocar para comprender la imagen en movimiento que el ojo percibe, siempre que sepamos engañar a nuestro cerebro. Comprenderemos que la, tan valorada, imagen en tres dimensiones 3-D, se consiguió con un juguete de 1840: el esteroscopio, que hará las delicias de los asistentes gracias a que cada uno de nuestros ojos percibe una imagen un poco diferente entre sí, siendo nuestro cerebro el encargado de unirlas.
Veremos diferentes tipos de linterna mágica, artilugio que data del siglo XVII formado por una cámara oscura y un juego de lentes en su interior. A través de la iluminación de una vela, lámpara de aceite o bombilla (en los últimos) proyectaban y ampliaban imágenes pintadas sobre planchas de cristal.
Una imitación del kietoscopio nos permite asistir al espectáculo del precursor del proyector cinematográfico y admirar las primeras películas rodadas.
La ambientación de la exposición cobra especial importancia, por lo que todos los objetos y juguetes ópticos se colocan sobre soportes de la época.
El final del trayecto está dedicado a Méliès el genio que transformó el cinematógrafo en gran espectáculo, los actores nos muestran los trucos de las tramoyas, las maquetas de las escenografías, en definitiva, "el gran engaño mágico", del que el ciudadano actual es
incapaz de prescindir.