Retratos inquietantes del mundo rural, pasajes sugestivos con aires de serie B. Guadalupe Plata siguen construyendo un apasionante imaginario que trasciende a lo estrictamente musical, entre el cómic de estética alucinada y el cine de terror.

 

Conectando cada vez más con el público, que agradece la honestidad y ese surrealista sentido del humor, y siendo siempre conscientes de la realidad desde su querida Úbeda. Actuarán en el marco del Festival de música joven de Ciudad Lineal.

 

Guadalupe Plata no son unos recién llegados aunque por la urgencia que supura su música parezca que fue ayer cuando publicaron su primer Ep homónimo, un disco que marcó una clara directriz para nuestra banda 'underground' más internacional: trabajo, militancia y una manifiesta pasión por los clásicos.

 

Con estas premisas llevan funcionando los de Úbeda desde 2007, actuando en todos los espacios imaginables y editando canciones que han acabado cimentando tres álbumes sin título inflados con 'blues' crepitante, 'psychobilly' lisérgico y 'surf' de ciencia ficción. Con ellos han acumulado el reconocimiento (un Premio Ojo Crítico, un Premio Impala y varios Premios de la Música Independiente) y actuado por diversos rincones del planeta (Reino Unido, Europa, Sudamérica, EE. UU.), llegando a convertirse en el capricho confeso del mismísimo Iggy Pop (la iguana no se ha cansado de lanzarles parabienes desde su programa de radio, en la BBC).

 

Su regreso en 2017 tiene forma de nuevo álbum (otra vez homónimo), grabado en los estudios La Mina junto a Raúl Pérez. Un puñado de canciones que ejemplifican la visión posmoderna de la música de raíces, del 'bluegrass' al 'folk' latino. Algo así como mezclar a David Lynch con Gallon Drunk; a Link Wray y a Captain Beefheart; o a John Fahey con el blues cubista de Alex Chilton, Ben Vaughn y Alan Vega.